Silke se mudó desde su Alemanía natal hacia Argentina, la familia de su novio tenía esta silla antigua y de buena factura, con un bellisimo respaldo de cuero repujado en donde se despliega orgullosamente un dragón. Pero la silla llegó con un lustre oscuro y deslucido y sin el asiento.
La propuesta fue darle una pátina en un color gris humo, una pátina suave que no ocultara la madera original, ya sin el lustre, y que realzara la figura del respaldo y las excelentes tallas.
Se conservaron y rescataron volviendolas a poner en su lugar las tachas en forma de flor hechas de bronce florentino, El asiento hubo que rehacerlo, ya que no lo tenía y se lo avejentó debidamente para que armonizara con el resto.
Resultado: Silke y su dragón felices!!